Puede que fuese suficiente en algún momento. Ahora ya no sé dónde
ir. Si huir de tus labios o dejarlos medio mordidos. La dulzura ya no me adorna
ni me cobija. Sólo me señala aquél rincón de donde nunca debió salir. Podría
mirarte y mirarte y mirarte...y nunca saber poner punto y final. Y de nada, salvo del mundo, y de nadie, salvo
de ti.
¿Ahora sabes qué guardas? Con tus llaves, mis inviernos; tus veranos,
mis pecados; en tu huida, mis llantos.
Roza mi aliento. Piensa mi boca. Pequeña y rota de tus besos. Aún así repetiré.
Hoy no es día de enamoramientos. Quiero mi cuento. Te quiero a
ti. Implacablemente para mí… a ti.
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